La evaluación psicopedagógica se fundamenta en unas bases
epistemológicas que difieren del concepto de evaluación que hemos tenido hasta
ahora. Primeramente la entendemos como una evaluación funcional, orientada a la
toma de decisiones y que dependerá de los resultados que nos proporcione. Los
resultados se toman de los contextos normales en los que el alumno se
desenvuelve para que la toma de medidas sobre el problema evaluado se ajuste a
lo que el alumno necesita en realidad. Por otra parte, la evaluación
psicopedagógica tiene un carácter científico-técnico en el sentido de que es
preciso crear un modelo de referencia
evaluativo por el que exista un rigor en la toma de datos y se parezca a
una investigación científica en la medida de lo posible. Otra característica
que define a la evaluación psicopedagógica es su dinamismo, ya que refleja que
el rendimiento es algo que no depende en
exclusiva del alumno, sino que
intervienen también las ayudas educativas que se le proporcionen. Según la
teoría del aprendizaje de Vygotski, la evaluación debe considerar no solo el
punto donde se encuentra el alumno, sino el punto donde es capaz de llegar con
las ayudas adecuadas. Otro principio consiste en que la evaluación no mide al
sujeto, sino que trata de determinar las necesidades educativas que presenta
para su integración en el currículo, por ejemplo: recursos materiales,
servicios educativos, emplazamientos físicos y sociales, recursos humanos, etc.
Finalmente, otro de los principios que caracterizan a la evaluación
psicopedagógica es la concepción de que el aprendizaje del sujeto forma parte
del entorno donde se encuentra, la familia, los amigos profesores, adultos, nivel económico, etc.
.La evaluación psicopedagógica tiene
por objetivo
encontrar las ayudas
que le permitan progresar
al sujeto en su proceso de aprendizaje ya que está centrada en el modo de aprender y los procesos de cambio a que está sometida. Tiene en cuenta todos los condicionantes individuales, sociales y ambientales que rodean al sujeto y tratan demostrar al alumno que puede aprender y cómo hacerlo de manera realista.
La mayoría de expertos y estudiosos de este tema coinciden en que las causas no son falta de memoria, sino falta de atención y
concentración. También un
poco de pereza o falta de motivación. Según Claudia Abello(psicóloga educativa) no hay ningún daño neurológico pero sí hay relación con problemas de aprendizaje porque al
no poner atención,
los niños tienen
una memoria inmediata pero
no a “largo plazo” Aunque cada caso puede ser diferente.
De
esto se deduce que la memoria y la percepción son
procesos cognitivos muy cercanos y que difícilmente se
puede entender el uno sin el otro. Las sensaciones son el punto de partida de la percepción, y la percepción es el primer paso hacia el
recuerdo. Sin sensación no
hay percepción, sin percepción no
hay recuerdo. Sólo llegará a formar parte de nuestros recuerdos aquello previamente
percibido. No olvidemos que
Ebbinghaus, Broadbent, o Neisser por
citar sólo a algunos de los más relevantes, llegan al estudio de la memoria a través de la percepción.
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